Amante no deseada

Marcelo (1,90 mt.) trabaja en una empresa multinacional desempeñándose como director de RRHH. Cuando aconteció la historia que voy a desarrollar, todavía gerenciaba sólo un departamento de esta área.
Cómo todos los años, arreciando la primavera, Marcelo se sometía al chequeo anual que la empresa le brindaba para observar su salud física.
Normalmente y muy tranquilo, asistió a cada uno de las evaluaciones, análisis sanguíneo, radiografía de torax, electrocardiograma, ergometría, ecodopler, etc.
Una vez que estaban los resultados, el doctor Gómez, tenía una entrevista con cada paciente para trasmitirles el diagnóstico y las sugerencias correspondientes al mismo.
Entre Marcelo y el doctor Gómez ya existía una confianza consolidada de años, además, no sólo se vinculaban en estos momentos una vez al año como con otros empleados, sino que también por cuestiones netamente laborales, tenían otros vínculos.
Marcelo se dirigió al consultorio del doctor para tener la entrevista programada y para amenizarla llevó una docenita de facturas que había comprado en la panadería recién salidas del horno.
A las 8hs. era el encuentro.
Como de costumbre, al entrar, se estrecharon un abrazo afectuoso y se dirigieron al escritorio del Tordo. Marce apoyó las facturas en la mesa y le entregó el sobre con los estudios.
Para romper el hielo se contaron algunas cuestiones de lo cotidiano y de los proyectos por delante, hasta que Gómez abrió el sobre y empezó a mirar, observar y admirar los resultados de los chequeos.
De repente, su rostro pareció tomar otra forma. Sus cejas comenzaron a moverse como un puente elevadizo que se habría y se cerraba, acusando sorpresa y preocupación. Mientras Marcelo seguía contando que ya le había encargado las achuras al carnicero para el asado del domingo, no se percató de la situación. El doctor lo interrumpe pidiéndole disculpas mientras se paraba y le decía que lo espere que ya volvía.
Gómez giro en su espalda  para ingresar por una puerta que estaba detrás de él.
En menos de 20 segundos…viri viri viri viri viri… sonaban los rodados de una silla de ruedas que traía hacia el escritorio.
Marcelo sin entender nada lo miraba atónito esperando retomar la conversación. Gómez dejó la silla al lado de Marcelo y volvió a sentarse en su lugar.
Con los antebrazos apoyados en el escritorio y mirando por encima de sus lentes de leer lo mira a Marcelo y señalando la silla de ruedas le dice:
“Marcelo… te presento a tu futura amante. Anda conociéndola… date una vueltita y amigate porque en la medida que sigas así, la vas a tener que usar de por vida.”
La sensación de Marcelo, según el mismo la describe, fue como cuando alguna vez había ido al Ital Park y se subió a las “Tazas locas”. Todo giraba y no podía ver claramente lo que estaba a su alrededor.
“Esto es sencillo macho: 430 de colesterol, 170 de glucosa, 525 de triglicéridos, 124 kilos, sedentario…vas a tener que aflojar un poco con la comida y comenzar alguna actividad por lo menos 4 veces a la semana”.
El shock fue muy grande para Marce. Tiene dos hijos que en ese momento tenían 9 y 12 años y una esposa que lo acompaña y banca en todos su proyectos. Y se dio cuenta que en su proyecto de familia, estaba él junto a ellos pero saludable.
Por eso decidió comenzar a cuidarse y a quererse un poco más. Fue a una nutricionista que le recomendaron y luego de bajar 15 kilos, me conoció a mí.
Su objetivo era poder correr 6 kilometros sin parar para poder participar en alguna carrera popular algún día. Ya han pasado 4 años de ese primer encuentro.
Hoy Marcelo tiene en su haber 5 Maratones. Entre ellas corrió en Boston, en la Muralla China, Amsterdan, Santa Rosa y 2 veces Buenos Aires. También un Cruce de los Andes y decenas de carreras de calle entre 10k y 30k.
Cada persona tiene su motivación para entregarse a la actividad física y sentirse mejor, el tema es que no lo saben hasta que lo hacen. Evidentemente es un camino de ida, una vez que se probó no se la puede dejar. O bien si la dejás sentís que te falta algo.
En otra nota te voy a contar como correr sin sufrir el proceso y disfrutando.

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