A los 101 estoy en la flor de la vida

“Gastoncito estoy preocupado m´hijo!
Tengo que arrendar el campo. Hace meses lo publiqué y no me llamó nadie todavía.”
Así entraba Adot cada vez que llegaba al club para moverse un poco en su clase para los mayores adultos. Esta es la denominación que usamos ahora para referirnos a los jóvenes de tercera edad o los abuelos.
Adot, que era su apellido y su nombre no lo recuerdo claramente, tiene 96 años en esta anéc-nota que transcurrió en el año 2001. Hoy debe tener 105 años. Y estoy seguro que los tiene.(¡!)
Durante unos 3 meses y en cada clase, Adot siempre me hacía ese comentario y dejaba deslizar en su rostro una mueca de inconformidad. Se refería a que por la ciudad de 9 de Julio tenía unas 700 hectáreas que quería arrendar a productores agropecuarios, como venía haciendo en los últimos 25 años. Antes también se encargaba de la producción, pero decidió optar por esta modalidad porque decía que quería ocupar el tiempo en cosas de la ciudad, contrariamente a la mayoría que buscan alejarse de la urbanización. Muchos años en el campo, conviviendo y hablando con animales y plantaciones, despertaron un deseo grande de rodearse de personas y de mucha actividad social. Buenos Aires, la capital Federal, el lugar ideal para eso.
Pero cada vez que se vencía el contrato de una arrienda, le molestaba toda la gestión y burocracia que debía realizar previamente al cierre de uno nuevo. Desgastantes reuniones, trámites engorrosos, además de centenares de firmas y negociaciones.

Recuerdo aquel día que Adot me ayudó a cambiar un paradigma de pensamiento.
Llegó como siempre a su clase pero esta vez no pronunció frase que contenga la palabra “campo” o “arrendar” en ningún momento. Se debe haber resignado y no va a quejarse más sobre su fracaso en la arrienda, pensé. Les confieso que también se me cruzó por la cabeza, “Por qué no se deja de joder y se gasta los mangos que tiene en disfrutar sus últimos años de vida”.

Transcurrió la clase normalmente con la muchachada y luego de la parte de estiramientos, me comía la intriga de porque razón Adot no había dicho nada sobre el campo.
Esperé un poco que termine de charlar con Pedro Gutierrez y me acerqué preguntándole:
“Y? que pasó con el campo Adot? Se arrendó o no se arrendó?
Sorpresivamente recibo la siguiente respuesta:
“Si Gastoncito si! Pero no estoy conforme, porque lo arrendé sólo por 5 años, sabés lo que es hacer otra vez este quilombo dentro de 5 años? Y el tiempo pasa volando…


Cuando los años pasan sobrevienen una serie de modificaciones en el funcionamiento de los órganos y sistemas de nuestro cuerpo. En los mayores adultos, suele existir una disminución importante de la fuerza y la masa muscular, como consecuencia de permanecer en inactividad por periodos prolongados, ya que el organismo se adapta a los esfuerzos a los que los sometemos. Y si ese esfuerzo es mínimo o nulo, también se adapta. “¿Para que voy a tener fuerza o resistencia si no la necesito?”, diría el cuerpo si hablara.
La realización de programas de ejercicios, en forma constante y por periodos prolongados, produce innumerables beneficios en todas las edades y genera una expectativa de vida mayor.
Enumero algunos de los beneficios:
·        
Menor incidencia de caídas y fracturas óseas, por aumento de la fuerza muscular y coordinación de los movimientos, producto del entrenamiento.
·         Retraso en la aparición de osteoporosis, sobre todo en mujeres posmenopáusicas.
·         Mejora la depresión, sobre todo en mujeres, con los programas de ejercicios físicos.
·         La actividad física cotidiana, constituye uno de los pilares de los programas de prevención de la ateroesclerosis.
·         En personas hipertensas, produce una disminución de las cifras de tensión arterial, con una gran mejoría de su cuadro clínico.
·         Aumenta el gasto calórico del organismo, contribuyendo a la pérdida de peso y al mantenimiento de la misma.
·         Mejora el sueño e induce una sensación de bienestar general.
·         Incrementa la capacidad para desarrollar tareas cotidianas y laborales.
·         Y da ganas de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu comentario!